Madre Urde Un Audaz Plan Después De Que Su Vecina Eche A Sus Hijos De La Piscina Pública

Se Acabó

Cuando el hombre volvió a casa del trabajo esa tarde, se quedó aturdido. Contempló su piscina durante minutos, intentando asimilar lo que acababa de suceder. Esta era la piscina que tanto le había costado construir. 

Entró furioso en la casa y le dijo a su mujer que ya estaba bien. Se acabó lo de los hijos de los vecinos en la piscina. ¿Qué acababa de pasar? 

Una Gran Inversión

Después de que Jim y su esposa Hannah compraran su casa en el barrio, tenían un sus grandes sueños en cuanto a hacer reformas. Querían una piscina. 

Ahorraron mucho dinero y acabaron construyendo una fantástica piscina en su patio trasero. Poco sabían que la piscina les traería muchos problemas en el futuro. 

Sin Hijos

La pareja no tenía hijos. Lo intentaron en el pasado pero no tuvieron suerte. Sin embargo, una cosa era segura. Querían tener hijos en algún momento. 

Sin embargo, a Jim y Hannah les encantaban los niños. Por eso, cuando su vecino se dirigió a ellos con esta petición sobre su piscina, no lo dudaron. Aunque tomarían una perspectiva completamente nueva sobre los niños después de lo que ocurrió a continuación. 

La Súplica De Una Madre

Una madre del vecindario vino a preguntar a la pareja si los niños de la zona podían usar su piscina para jugar. Fue muy amable y la pareja no pudo negarse, sobre todo porque les encantaban los niños. 

Sin embargo, Jim tenía una regla y se empeñaba en que todos la cumplieran. Sus vecinos parecían agradables y los niños estaban bien educados, así que pensó que no habría problemas. 

Dar Su Palabra

La madre del vecindario y el resto de las personas cuyos hijos iban a jugar en la piscina de Jim dieron su palabra de que iban a respetar su única gran norma. 

La norma consistía en no meter a los perros en su piscina porque el revestimiento era frágil y podía romperse, explicó el hombre. Era bastante simple, pero ¿serían capaces de cumplirla? 

Pidiendo Más

Al cabo de unos días, la madre volvió a acudir, esta vez suplicando que permitiera a los niños llevar también a sus perros. Quería que Jim hiciera una excepción.

Incluso trajo a uno de los cachorros, con la esperanza de que la ternura del perro derritiese el corazón del hombre. Era su último recurso. Pero, ¿funcionaría? 

Su Respuesta

El hombre le explicó una vez más que la piscina podría estropearse. No tenía nada en contra de los perros. Pero no podía arriesgarse a que su piscina fuera destruida por los animales. 

Era difícil decir que no, y sabía que podría haber consecuencias. Pero no esperaba más que unas cuantas miradas de soslayo. Sin embargo, recibiría mucho más que eso. 

Seguir Las Reglas

En los días siguientes, los niños siguieron las reglas y todo fue bien. Jugaron todo lo que quisieron, y el verano fue mejor gracias al gesto de bondad de Jim de dejarles jugar en la piscina. 

Pero los niños son niños, y ¿cuánto tiempo pueden realmente escuchar y seguir las reglas? Eso estaba por ver. 

No Duró Mucho

Pero la paz no duró mucho. Finalmente, Jim se enfrentó a un terrible escenario en torno a su piscina del patio trasero. Nunca esperó este tipo de comportamiento. 

Jim pensó que los niños y sus padres seguirían su regla y nadie saldría herido. No podía estar más equivocado. Las cosas tenían que cambiar, y tenían que cambiar pronto. 

Hora De Decidir

Ya era suficiente. Era el momento de que Jim tomara una decisión. No era fácil, pero tenía que hacerlo, o de lo contrario, podía arriesgarse a que las cosas empeoraran. Tenía que ponerle fin. 

Cuando Jim y su esposa dieron la noticia a sus vecinos sobre lo que había sucedido en su piscina, no podían creerlo. Y su decisión sobre qué hacer al respecto les sorprendió. 

Cerrarla

La pareja se fue por un tiempo y dejó que los niños vinieran a usar la piscina mientras ellos no estaban. Sin embargo, volvieron con una sorpresa no muy divertida.

Jim se dio cuenta de que el nivel de agua era bajo y trató de rellenarla sin éxito. Estaba claro lo que había pasado. Alguien infringió la norma, así que el hombre decidió cerrar el acceso a su piscina. Pero no todos se tomaron su decisión a la ligera. 

Daño

Jim vio un roto de buen tamaño en el lateral y lo hizo arreglar. Fue un trabajo muy costoso y, obviamente, nadie del vecindario ayudó de ninguna manera. 

Jim reparó su piscina, pero para enfado de todos, se mantuvo firme en no dejar que nadie más usara su piscina, con o sin perro. Al fin y al cabo, habían roto las reglas. 

Súplica

Los niños vinieron al día siguiente con un Labrador Retriever que quería usar la piscina, y Jim les dijo que la piscina estaba cerrada.

Es justo, ¿no? Tenían una regla, y la rompieron, así que ya no se les permitía el privilegio de uso de la piscina. Sin embargo, aparentemente, los niños estaban bastante molestos y fueron a la esposa del hombre para hablar del tema. Pero, ¿podrían hacer algo al respecto? 

Amenazas

Jim llegó a casa y vio a unos cuantos vecinos discutiendo con su mujer. Se acercó y todos empezaron a hablar de cómo había herido los sentimientos de sus hijos al no permitirles usar más la piscina.

El hombre explicó lo sucedido y por qué tuvo que cerrar la piscina. Algunos de ellos empezaron a reírse y le exigieron que volviera a abrir la piscina. 

Riesgos

Tras hablar con un abogado, el hombre se dio cuenta de que también era responsable si le pasaba algo a un niño en su piscina. Al fin y al cabo, era su propiedad. 

Jim se dio cuenta de que tenía que hacer algunos cambios drásticos en su propiedad si no quería meterse en problemas. Pero, ¿había ido demasiado lejos?

Llevar Las Cosas Un Paso Más Allá

Después de su charla con el abogado, Jim sabía que tendría que tomar medidas adicionales para asegurarse de que nunca fuera responsable de lo que hicieran los niños del barrio. Sabía que era triste que se les prohibiera la entrada a su piscina, pero era por el bien de todos.

Decidió dar un paso más y hacer una rápida llamada telefónica. Justo un día después, llegó su pedido.

Los Ojos Indiscretos Del Vecino

Desde la perspectiva del vecino, sólo vieron llegar a la casa de Jim un gran camión con una plataforma con madera. No tenían ni idea de lo que había planeado, pero pronto lo descubrirían.

Cuando Jim terminara con su creación, estaba seguro de que sólo se irritarían aún más.

Manos A La Obra

Jim estaba acostumbrado al trabajo duro. Pasó un día entero poniendo los cimientos alrededor de su piscina. Cavó agujeros para los postes y llevó madera pesada de un extremo a otro de su propiedad.

Al caer la noche, tenía varios postes alrededor de la piscina. Sólo le faltaba terminar por la mañana. Pero, ¿qué pensarían sus vecinos?

Terminando Al Día Siguiente

Una vez más, un vecino le observó mientras continuaba su trabajo. Esta vez sólo tardó cuatro horas de su jornada en terminar. No podían creer la estructura que había construido en tan poco tiempo.

Estaba claramente motivado para mantenerlos fuera, pero ¿era esto demasiado? Todos pensaron que sí.

Una Valla

Jim había levantado una valla de 2 metros alrededor de su piscina. Se empeñó en que nadie volviera a meterse en su piscina por el bien de su seguridad y de su cordura. Pero eso no era todo lo que iba a hacer.

Jim decidió hacer una llamada más. Pero este fue el paso que hizo que el vecindario enloqueciera.

Another Package

One day later, another package arrived for Jim. This time it wasn’t any lumber or building supplies. His neighbors wiped their brows in relief. But they had no idea what was coming.

Jim would spend another day setting up his latest and greatest step to ensure that his pool was off limits. 

Cameras

Not only had Jim set up a tall fence to keep the neighbors out of his yard. He also set up cameras all facing his pool. Jim looked at his work while he opened a beer and smiled in satisfaction.

In his eyes, he had done the right thing. But to all of his neighbors, he was a monster.

Invasive

Two days after he set up the cameras, complaints started flooding in from neighbors. One note read, “Dear neighbor, the community has noticed that you have put up both a fence and a set of cameras.”

The note further read, “We, your neighbors, are gravely concerned about our privacy. Your cameras look out further than just your pool and are invasive to our privacy.”

Throwing The Note Away

It seemed that, at least to Jim, everyone was against him. No one in his neighborhood supported his decision to build a fence or install cameras. Was he really the bad guy here?

Then he thought back to the damage to his pool. His blood started boiling again. He was sure he was in his own right.

Not Giving In

Another week went by, and the harassment hadn’t stopped. Neighbors were sending him passive-aggressive emails and notes almost every day. Jim felt pressured to deactivate his cameras and call it a day.

But he had invested money into this, and it was for a good reason. “No,” he said to himself. He wouldn’t give in.

Getting Used To The Notes

Jim had gotten used to the notes and the emails from old neighbors and protective parents. He had built up a tolerance for it and knew it was just a way of life from now on. But one day, he got an unexpected knock on his door.

If it were one of his neighbors, he would see red. But the people on the other side of the door would catch him by surprise.

Neighborhood Kids

It was the neighborhood kids. They looked at him with puppy-dog eyes. They begged him to let him use their pool one more time. It was summer, and they needed a place to splash. Jim really did care. He felt sorry for them.

But he knew he couldn’t relent, so he apologized and said no before shutting the door. But he had no idea that would only make things worse.

An Unpleasant Phone Call

Just hours after the kids had left, Jim heard his phone ring. He was in the middle of making dinner and had to wash the raw meat off of his hands. After drying them, he picked up the phone.

But as soon as he did, he invited fury into his home. All he heard was screaming from the receiver.

Threatening Their Kids

Jim told the person on the other end of the phone to calm down. After a moment, he could make out what they were saying. It was the mother of one of the kids that knocked on his door earlier. 

She was enraged. She told Jim that he’d never threaten her child again. Confused as ever, he asked what the kid had said to her.

Lies

The mother was convinced that he threatened her child. But in Jim’s mind, he had been nothing but apologetic earlier that day. Now he understood. The kids were spreading lies to try and get him in trouble.

From that moment on, Jim never relented. He would never feel sorry for the kids again and enjoyed his refreshing pool all summer while no one else got its benefits.

In order to protect the privacy of those depicted, some names, locations, and identifying characteristics have been changed and are products of the author’s imagination. Any resemblances to actual events or places or persons, living or dead, are entirely coincidental.