Paramédico Harto De Policía Que Bloquea Su Camioneta Se Desquita

Discusión

La gente trotaba de un lado a otro, intentando hacer su trabajo y poner a todo el mundo a salvo. Las luces azules y rojas parpadeaban, cegando a todo el que pasaba, sobre todo a los “mirones” que aminoraban la marcha para ver qué pasaba.

Sin embargo, lo que más llamó la atención fue la acalorada discusión entre el paramédico y el agente de policía.

Espacio Insuficiente

Ya de por sí no había mucho espacio en la carretera, pero con los cinco coches de policía y una ambulancia, además del tráfico desviado, el lugar del accidente estaba muy apretado.

Mientras uno de los paramédicos atendía a uno de los heridos, Troy (otro paramédico) miraba con el ceño fruncido a uno de los coches de policía. Les estaba bloqueando la salida.

Espacio Insuficiente

Su compañero ya estaba preparando la camilla, así que Troy corrió hacia el sargento para pedirle que moviera el coche. El policía miró la matrícula y frunció el ceño.

Murmuró algunos improperios en voz baja y pidió a otro policía que apartara el maldito coche de su camino. El policía más joven hizo caso omiso de la orden.

Se Negaban A Moverse

Troy se quedó estupefacto. ¿Realmente se negaba a moverse para que llegara la ambulancia? El sargento se acercó al coche e intentó abrir la puerta. Estaba cerrada.

“Tenemos que salir ya”, dijo Troy, que ya veía que su compañero le hacía señas frenéticas para que entrara. El sargento volvió a gritar al subordinado, pero no obtuvo respuesta.

Grúa

En ese momento, Troy empezó a sentir una punzada de pánico. Se suponía que debían mantener la calma, pero eso era siempre y cuando no estuvieran siendo acorralados por las mismas personas que se suponía que debían ayudarles.

¿Tal vez podrían empujarlo? ¿O simplemente romper las ventanas? Pero entonces se dio cuenta de que había una grúa a un lado de la carretera.

El Conductor

El conductor estaba sentado en su vehículo, sorbiendo de una botella de agua. “¿Qué pasa aquí?” preguntó Troy. El sargento miró y luego corrió hacia la grúa.

“¿Tienes un segundo?” “Sí, ha habido un malentendido y me llamaron como refuerzo. ¿Puedo ayudar en algo?” “Sí”, dijo el policía, señalando el coche que bloqueaba el camino. “Quítalo de la carretera”.

El Gancho

“¿A cuánto asciende su tarifa de entrega?”, preguntó. El conductor respondió, y el sargento sonrió. Troy tampoco pudo evitar sonreír.

Pero no había tiempo que perder. Volvió a subir a la ambulancia, explicó lo sucedido a su compañero y esperó a que se desarrollara la escena. Empezó con un gancho.

Corriendo Aterrorizado

El conductor de la grúa sacó el cable largo, enganchó el cabo alrededor del soporte y accionó la palanca.

El motor chirrió, el cable se tensó y la parte delantera del coche se levantó del suelo. Todo lo que necesitó entonces fue un rápido tirón hacia la hierba del arcén. Troy vio al joven policía correr hacia él.

Furioso

El resto de la historia fue hilvanada a través de lo que Troy oyó mientras pasaban y de lo que el sargento les había contado.

El joven policía estaba furioso. De sus oídos salía más humo que del propio accidente. Exigió que le devolvieran el coche. El conductor de la grúa se limitó a encogerse de hombros.

Tarifa

“Mi tarifa de entrega es de cien dólares”. “¡¿Estás loco?!” El joven policía echó humo. “Sargento, no le dejará hacer esto, ¿verdad?”.

Su jefe se cruzó de brazos y le recordó que era legal mover cualquier vehículo que bloqueara a los servicios de emergencia. El enfado subió de tono, pero el joven policía seguía sin rendirse.

Cuarenta

“Te doy cuarenta. Eso es”. El fornido conductor se apoyó en el camión y negó con la cabeza. “No. La tarifa de entrega es de cien”.

“Cincuenta.” “Cien. Serán más si me lo llevo”. El testarudo dejó escapar un suspiro enfadado pero derrotado y sacó la cartera.

A Pagar

Sacó cuatro billetes de 20 de su pliegue y los metió en la mano del conductor. Cuando las ruedas tocaron el suelo y el gancho se soltó, el joven saltó a su coche y se alejó chillando, todavía hirviendo de rabia.

El sargento lo soltó por fin y dejó escapar una larga y dura carcajada. Al parecer, esta lección se había hecho esperar.

Sólo Unas Semanas

Al parecer, el chico nuevo sólo llevaba un par de semanas en el trabajo. Era como la mayoría de los novatos: un ego exagerado y una actitud de gallito con todo el mundo.

Este tipo era aún peor y actuaba como si dirigiera el lugar. También había otra cosa divertidísima que se mantenía en secreto.

La Ley

Los motivos (y la “ley”) que habían esgrimido para mover el coche eran en realidad falsos. No había ley alguna.

El joven chulito no necesitaba gastarse cien dólares. Sin embargo, en lo que respecta a su jefe, le valió la lección de que los policías no están exentos de las normas. En cuanto a Troy…

Equipo Uno

Pudieron llegar al hospital, y los heridos en el accidente recibieron la atención que necesitaban.

Él y su compañero también se echaron unas buenas y largas risas. Desahogaron el estrés del día y les recordó que todos eran un gran equipo, incluso la gente que no esperabas.

El Sargento

La vida de Troy seguía su curso habitual, pero las cosas sólo se pondrían más interesantes para el sargento de policía que le había ayudado a demostrarle a aquel policía novato quién era el jefe. Al parecer, pagaría por su pequeña travesura, y sería a manos de la persona a la que había agraviado.

El agente siguió con su vida, como de costumbre, todo mientras el policía novato tramaba algo. Y la clave de todo sería el coche del sargento.

Sargento Spencer Oswell

El sargento Spencer Oswell llevaba más de 20 años formando parte del cuerpo de policía. Ascendió rápidamente al rango de sargento y allí se quedó. Pero echando la vista atrás, recordaba con nostalgia sus días de gloria.

Recordaba todas sus primeras veces como policía novato. Su primer coche patrulla fue especialmente especial. Pero no tenía ni idea de lo que le esperaba.

Su Primer Coche

Se podría pensar que a la mayoría de los agentes les encantaría un coche nuevo. Siempre se agradece una mejora, pero si Oswell pudiera elegir, renunciaría a su reluciente vehículo por su primer coche patrulla.

Tenía un vínculo especial que hizo con él.

Muchos Recuerdos

Oswell recordaba muchas cosas de su viejo coche. Sabía que la mayoría de los agentes no recordarían los modelos antiguos. Eran anteriores a su época. Pero él lo veía en sus sueños y pensaba en él más a menudo de lo que aparentaba.

Pero mientras soñaba despierto con su viejo coche, había un complot contra él. El policía novato estaba ocupado maquinando, y todo tenía que ver con aquel viejo coche patrulla.

Un Buen Mentor

Oswell siempre fue considerado una especie de mentor para los demás agentes. Siempre era duro con ellos, pero normalmente por una buena razón. Si había que poner en su sitio a algún joven exaltado, Oswell solía hacerlo.

Pero aunque la mayoría de la gente le admiraba por eso, un policía novato en particular, que había sido despreciado demasiadas veces, decidió que pasaría a la acción.

Getting A Phone Call

Just a week after the incident with the EMTs, Oswell was notified by his colleagues that an important call had just come in. There was apparently a suspicious car that had been parked in front of the police station.

He would take the helm and investigate this. What was going on? Unfortunately, he had no idea that the entire precinct was in on the prank.

Checking It Out

Oswell walked out of his office and took the elevator down to the ground fall. It was a hot day, and he didn’t like leaving the comfort of his office, but it was his job. He had to figure out what was going on.

He left the police station and walked through the parking lot to where the mysterious vehicle was left unattended. His mind raced with possibilities. He just hoped he wouldn’t have to call in the bomb squad.

A Ghost From The Past

Oswell couldn’t believe what he saw when he rounded the corner. It was like he was staring at a ghost from the past. He saw his old cruiser, the very first one he had ever owned. But that was impossible, wasn’t it?

He approached the car with morbid curiosity and examined it closely. That’s when he noticed something very strange.

Who Set Him Up?

Oswell was extremely suspicious. Something was very wrong, and someone was responsible for it. He thought of all the people that would want to do this to him. Then his mind flashed to what he had done to the rookie cop from the other day.

It had to have been him as he turned around. He saw the same man standing behind him, with a wide grin on his face.

Looking Into The Cruiser

What kind of joke was this? He looked back at the cruiser and peered inside. It matched everything from his old vehicle. But that’s what stumped him the most when he scrutinized every inch of the vehicle.

The interior was the same. The paint job was the same. By all rights, this could have been his car, but he knew that was impossible.

There Was A Slip-Up

There was one glaring detail that didn’t sit quite well with Oswell. It was the paint job. He could tell it was a recently touched-up. This wasn’t his original car. That was impossible. So who decided to recreate it one-to-one?

What kind of angle was the rookie cop getting at? But he’d find out just a second later.

The Rookie Cop

Oswell turned back to the rookie cop who was standing behind in with a smug look on his face. “What’s this about? How and why would you go through all of this effort just to get back at me?” He stammered.

The rookie cop slowly closed the distance between them. His smile was as broad as ever. He then put a hand on his shoulder and opened his mouth.

The Truth

“Well, I pitched the idea to all of the other officers. We all see you as a mentor and want to do something extra special for you. One of the older officers informed me that you missed your old patrol car.” The rookie cop explained to Oswell with pride in his voice.

Oswell was touched by this. He couldn’t believe what the precinct had done for him. He felt guilty being so suspicious.

His Breaking Point

Oswell had reached his breaking point. He was known for never showing emotion, especially in the face of danger. But he couldn’t hide the cocktail of emotions he was feeling at that moment. His eyes glistened with wet tears, and his voice broke.

“Thank you, thank you so much. I know I can be hard on you guys, but it’s only because I care so much.” He said as he hugged the rookie cop.

Taking Her For A Spin

Just a few minutes later, Oswell found himself behind the wheel of the cruiser. It was like he was back as a rookie cop on his first patrol. He couldn’t help himself as he revved the engine. This was a special car for a special man.

He’d never forget what they had done for him. The precinct was his second family, and they would always look out for each other.

In order to protect the privacy of those depicted, some names, locations, and identifying characteristics have been changed and are products of the author’s imagination. Any resemblances to actual events or places or persons, living or dead, are entirely coincidental.